martes, 29 de julio de 2008

UN POCO DE HISTORIA FAMILIAR



SENDERISMO-ACAMPADA Y EXPLORACION

Desde muy niños, primos y amistades de la familia, nos reuníamos para pasar una buena temporada de vacaciones en Las Peñas. Era todo un mes en que, alejados de todo aspecto que pudiera ser civilización, dábamos rienda suelta a todo nuestra creatividad infantil, primero, y juvenil después, para disfrutar en una gran familia, de aquel santuario de la naturaleza.




Caminatas, acampadas, escalamientos de cerros, en fin, una amplia gama de posibilidades que día a día íbamos inventando para hacer que nuestra estancia fuera lo más placentera posible.



El sólo hecho de llegar al lugar ya era todo un reto. El promedio normal para todos era de alrededor de una hora, aunque para los más atletas, el tiempo se podía reducir fácilmente en diez o quince minutos, yo por mi parte andaba dentro del promedio del grupo, quizás un poco menos, diría entre 50 y 55 minutos. Hay que considerar que siempre realizábamos el trayecto cargados con mochilas o bolsos con provisiones.



EXPLORANDO LA ZONA

Hacía ya casi tres décadas que no visitaba esos parajes, por lo que prácticamente tuve que partir, no diría de cero, pero casi. El objetivo ineludible era trazar un sendero juicioso y seguro para llegar a la Laguna de Lencanto, pero antes de eso había que llegar al terreno en donde establecería el Campamento Base. Este sería el lugar desde donde comenzaría a trazar la ruta para alcanzar el objetivo. Para ello hube de realizar una acuciosa planificación.





Luego de establecido el campamento, la misión consistía en ubicar una zona desde donde proveerse de agua.




Hay un tema que no he hecho mención todavía y es que en todas las oportunidades en que había estado y pernoctado en la zona había sido hecho en época de verano. en esta oportunidad la experiencia sería obviamente más cruda, pués sería realizada en pleno invierno. Pude comprobar lo bajo de las temperaturas pues en la mañana, al amanecer y verificar el estado de la carpa, me evidenciaba escarcha en el toldo. Debo confesar que la primera noce sentí bastante frío, y realmente estuve más bien bastante despierto, no ocurrió lo mismo la segunda noche, obviamente sentí menos el rigor de la temperatura y pude descansar bastante mejor.



El hecho de estar en una situación de aislamiento casi total por tres días, me permitió un acercamiento impensable conmigo mismo. Practicamente no sufrí la soledad, prodría incluso decir que no me sentí solo en ningún momento, mis pensamientos más íntimos que quizás en otras oportunidades hubiese preferido callar, en esta, por el contrario eran una compañía muy gratificante. Cada momento, cada fantasía se transformaba en un instante de compañía. Por la noche incluso, la realidad onírica adquiría una dimensión de gratificación que daba un poderoso aliento para continuar la aventura del nuevo día.

















Efectivamente, la oportunidad de este fin de semana fue de un crecimiento personal que no creí poder vivir anteriormente. Así se lo hice ver a cada una de las personas con las cuales me contacté luego de retornado a la "civilización" por decirlo de algún modo.










Respecto al trekking, también hubo de planearlo, una mochila cargada con un arnés, algunos mosquetones y una cuerda, que en principio, pensé que estaban de más, hicieron que la jornada de carácter netamente recreativo, no se transformara en un verdadero desastre. Realmente me di cuenta que el cargar estos implementos en la mochila puede definir que una experiencia sea una aventura y no en una triste pesadilla que lamentar. Otro aspecto que pude constatar es que sencillamente en la experiencia del trekking, no vale la pena correr riesgos innecesarios, siempre se debe actuar sobre seguro, y aún así ser una experiencia digna de rememorarse por muchos años.










Está claro que pude combinar el senderismo con el campismo y la exploración, con algunos procedimientos esenciales de rápel, lo cual enriqueció de manera evidente la experiencia. Respecto a esto último, había leído que la técnica de rápel podía realizarse aún sin el implemento denominado"ocho", mediante la cominación de vueltas de la cuerda por entre varios mosquetones, en esta oportunidad así lo pude constatar en forma práctica.










La paciencia es también una buena consejera, conviene tomarse un tiempo para realizar el paso siguiente, para que este sea el más adecuado, y así prevenir cualquier imprevisto.













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